Desde hace un par de día se han
multiplicado los artículos en medios no sudafricanos acerca de la
cercana muerte de Nelson Mandela.
Cuando llegué a Sudáfrica, hace más
de 2 meses, Mandela ya llevaba bastante tiempo enfermo, con continuas
entradas y salidas en hospitales, pero la mayoría de los medios
extranjeros aún no iban más allá de relatar la noticia y apuntar
si su estado era estable y cuándo se recuperaba.
No ha cambiado nada en Mandela en estos
meses. Lleva tiempo, desde el año pasado, más muerto que vivo. De
hecho, podría estar ya muerto y ni lo sabríamos. Pero eso es algo
que aquí nadie va a decir. Los medios extranjeros, sin embargo, sí
se animan, finalmente, a anunciar una muerte casi inminente; es ya
algo tan obvio que todos quieren ser ahora los primeros en anunciar
la noticia.
Seguramente aquí tendremos algún día
de luto nacional muy pronto. Pero de momento, silencio, y rezos,
sobre todo muchas plegarias rogando por la pronta recuperación de
Madiba.
Está claro que los medios sudafricanos
también tienen sus necrologías preparadas, al estilo que sostenía
Pereira en la novela, pero hasta ese día, el gobierno seguirá
usando la imagen de Mandela en un vano y miserable intento de lavar
la propia.
Si pudiese pedir sólo una cosa al
gobierno de Sudáfrica sería que dejaran morir a Mandela, hoy, ahora
mismo, en la forma en la que él mismo hubiese deseado hacerlo: con
dignidad ("Si tengo que morir, declaro para todos los que
quieran saberlo que iré al encuentro de mi destino como un hombre",
dijo hace 50 años).
http://www.youtube.com/watch?v=2cLY_2mMeik
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