sábado, 1 de febrero de 2014

De Algoa a Algoa

Este año dejo atrás los estuarios y vuelvo al mar.

Aún tengo que acabar de analizar algunas de las últimas muestras que cogimos el año pasado en distintos estuarios de Sudáfrica, pero ya he mandado mi propuesta de proyecto para el 2014, y estamos a la espera de que nos concedan el dinero solicitado (!!) para volver a trabajar con sardinas y anchoas.

Las muestras de larvas de peces, de zooplancton, de algas y de detritos de los estuarios están sirviendo, por un lado, para estudiar a fondo la red trófica de estos ecosistemas mediante el análisis de la alimentación de las larvas de peces, ya sea cuantificando lo que tienen en los estómagos o utilizando los isótopos estables d13C y d15N, y por otro para evaluar la condición física de las mismas larvas. Para esto último, además de la estimación del contenido en lípidos y en proteínas en las larvas, hemos utilizado una técnica pionera en África para este tipo de estudios; se trata de calcular la cantidad de ARN con respecto a la de ADN que hay en las células de las larvas. Este método nos sirve para tener una idea del estado nutricional de los individuos analizados y de su tasa de crecimiento. Se asume, a partir de aquí, que cuanto mayor sea la tasa de crecimiento de un pez mejor será su condición física puesto que sus recursos energéticos están siendo empleados más en aumentar su masa muscular y esquelética que en, por ejemplo, conbatir enfermedades (esta técnica no podría usarse con adultos ya que, en época de reproducción, la cantidad de energía que estos derivan al desarrollo de las gónadas, u órganos reproductores, puede limitar su crecimiento somático de manera relevante, y no por ello significaría que su condición nutricional es pobre).

Todos estos datos deberían servir para poder valorar mejor qué estuarios suponen un hábitat más favorable para la comunidad íctica (de peces), y por tanto, para toda su fauna y flora. Es decir, qué estuarios están en mejores condiciones ambientales. Lo que hagan las personas encargadas de la conservación y gestión de estos ecosistemas tan importantes ya va más allá de nuestro trabajo como científicxs, aunque no de nuestros intereses ni de nuestro deber público.

Pero, como decía, este año vuelvo al mar. Mientras acabo de analizar las muestras de zooplancton de los estuarios, salgo a recoger larvas de anchoa y sardina en la bahía de Algoa, en cuyo extremo se encuentra Port Elizabeth.
Hasta ahora sólo he podido salir un día, y sin mucho éxito, ya que no logré capturar más que 6 larvas de anchoa (necesito un mínimo de 100 de cada especie; pero no os asustéis, que 100 larvas no es un número significativo de bajas para estas especies, cuyo adultos pueden liberar, de una sola vez, decenas de miles de huevos). Tal vez una de las causas para tan escasa captura sea la marea roja que lleva afectando la bahía las 2 últimas semanas, y que ya ha dejado peces muertos a su paso (y puede que también 2 orcas pigmeas).

Mañana por la tarde cojo un autobús a Ciudad del Cabo y, tras 12 horas de viaje, llegaré justo para embarcarme en el buque oceanográfico Algoa (sí, curiosamente como la bahía de aquí), perteneciente al ministerio de medio ambiente sudafricano, y en el que he logrado 'colarme' para recoger también larvas de anchoa y sardina, esta vez del lado Atlántico. Estaremos cerca de 3 semanas embarcadxs, muestreando desde el cabo de Buena Esperanza hasta la desembocadura del río más importante de Sudáfrica, el Orange, justo en la frontera con Namibia.

El hecho de poder tener larvas de ambos lados del país (y del continente) me permitirá establecer, usando de nuevo la técnica de cuantificación de ARN/ADN, cuál de las poblaciones de larvas, es decir, si la atlántica o la índica, en función de su condición y tasa de crecimiento medios, tiene una mayor probabilidad de llegar a la etapa adulta.

Las implicaciones que los resultados de este estudio pueden tener para la gestión de la que probablemente es la pesquería más importante del país serán, seguro, muy interesantes.

Seguiré informando cuando regrese de la Algoa del Atlántico.

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